La Navidad y
el trabajo
Las fiestas de fin de año se dan por todos lados,
mucha gente no para ni un día, pero no hay que olvidar que son tiempos de
nostalgia, en que la memoria se abre, deja a la deriva recuerdos y lo valioso
de compartir con los seres queridos, nos cuenta el sociólogo Juan Elías Campos.
Pero la vida, más que nunca, tiene como premisa el encuentro con el otro, ¿en qué punto de la existencia dejamos de mirarnos unos a otros? Esta pregunta circula en familia, comunidad y trabajo.
Y es que el espacio laboral se ha convertido en una posibilidad de contraer algún padecimiento, trabajar se hace una consigna que pesa, ya que, literalmente, se invierte en ella la vida.
Más que tareas
El experto en asuntos de la mente indica que en este horizonte aparece el fenómeno burnout: síndrome del trabajador desgastado o del trabajador consumido e incluso el de quemarse por el trabajo, que evidencian la aparición de padecimientos crónicos y degenerativos, sí como el aumento de incapacidades por accidentes laborales.
¿Pero de qué se trata? Elías Campos nos dice que el burnout es un padecimiento que consiste en la vivencia de un prolongado estrés ante factores emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, como fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido.
Se presenta debido a que los excesivos niveles de exigencia se han vuelto un hábito inconsciente e, incluso, socialmente valorado.
Las consecuencias pueden ser muy graves: deterioro en las relaciones interpersonales, desgaste o pérdida de la empatía y síntomas emocionales (depresión) y físicos (insomnio crónico, graves daños cerebrales o cardiovasculares).
Escala de paz
Juan Elías Campos, investigador de UVM campus Hispano y de PEI, nos dice que en la época decembrina las personas suelen hacer un alto en sus vidas y reflexionar sobre lo que han hecho.
“Tratemos de llevar esta reflexión al espacio laboral. Hay una imagen social de éxito que se establece entre los sujetos como una premisa que pone en juego un sentimiento de competencia. Se busca una mejor condición económica cuya base está en el deseo de ser el mejor; y se lucha por ello a través de horas de estudio y capacitación hasta estar seguros de satisfacer esas exigencias”, indica.
Y pide no olvidar que el espíritu navideño se debe dar en el espacio laboral; convivir en comidas con los empleados puede ser una buena idea, pero quizás tendríamos que ir más allá. ¿Por qué no, por un momento, dejamos de pensar en la productividad como único sentido para la empresa?
“La lógica del pensamiento capitalista ha dejado varias heridas en las últimas décadas, por eso en la época decembrina los sujetos suspiran y buscan a sus seres queridos; el argumento es muy simple: el frío de una vida sólo se derrite con un corazón cálido”.
Estas fiestas deben disfrutarse con comida y bebida, y abrir un espacio de reflexión que “no vea por lo individual, seamos un poco más generosos con nosotros y los demás. Además de los regalos y los adornos, veamos qué sucede en los espacios de convivencia”, alerta.
Pero la vida, más que nunca, tiene como premisa el encuentro con el otro, ¿en qué punto de la existencia dejamos de mirarnos unos a otros? Esta pregunta circula en familia, comunidad y trabajo.
Y es que el espacio laboral se ha convertido en una posibilidad de contraer algún padecimiento, trabajar se hace una consigna que pesa, ya que, literalmente, se invierte en ella la vida.
Más que tareas
El experto en asuntos de la mente indica que en este horizonte aparece el fenómeno burnout: síndrome del trabajador desgastado o del trabajador consumido e incluso el de quemarse por el trabajo, que evidencian la aparición de padecimientos crónicos y degenerativos, sí como el aumento de incapacidades por accidentes laborales.
¿Pero de qué se trata? Elías Campos nos dice que el burnout es un padecimiento que consiste en la vivencia de un prolongado estrés ante factores emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, como fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido.
Se presenta debido a que los excesivos niveles de exigencia se han vuelto un hábito inconsciente e, incluso, socialmente valorado.
Las consecuencias pueden ser muy graves: deterioro en las relaciones interpersonales, desgaste o pérdida de la empatía y síntomas emocionales (depresión) y físicos (insomnio crónico, graves daños cerebrales o cardiovasculares).
Escala de paz
Juan Elías Campos, investigador de UVM campus Hispano y de PEI, nos dice que en la época decembrina las personas suelen hacer un alto en sus vidas y reflexionar sobre lo que han hecho.
“Tratemos de llevar esta reflexión al espacio laboral. Hay una imagen social de éxito que se establece entre los sujetos como una premisa que pone en juego un sentimiento de competencia. Se busca una mejor condición económica cuya base está en el deseo de ser el mejor; y se lucha por ello a través de horas de estudio y capacitación hasta estar seguros de satisfacer esas exigencias”, indica.
Y pide no olvidar que el espíritu navideño se debe dar en el espacio laboral; convivir en comidas con los empleados puede ser una buena idea, pero quizás tendríamos que ir más allá. ¿Por qué no, por un momento, dejamos de pensar en la productividad como único sentido para la empresa?
“La lógica del pensamiento capitalista ha dejado varias heridas en las últimas décadas, por eso en la época decembrina los sujetos suspiran y buscan a sus seres queridos; el argumento es muy simple: el frío de una vida sólo se derrite con un corazón cálido”.
Estas fiestas deben disfrutarse con comida y bebida, y abrir un espacio de reflexión que “no vea por lo individual, seamos un poco más generosos con nosotros y los demás. Además de los regalos y los adornos, veamos qué sucede en los espacios de convivencia”, alerta.
REFERENCIAS
http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/324123
DISTRIBUIDORA OFTÁLMICA VERING LE DESEA FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO 2013
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