La endoftalmitis es una de las complicaciones
más temidas de la cirugía oftalmológica. El 61%
de las demandas por esta complicación se originan
en cirugías de cataratas, y la endoftalmitis
lidera la lista de reclamos en relación con otras
complicaciones vitreoretinales como la luxación
del cristalino o de la lente intraocular, la hemorragia
expulsiva, la oclusión vascular y el edema
macular cistoide. Sin embargo, en los Estados
Unidos, sólo el 23% de estos casos derivan en
pagos a los demandantes.(19) Durante el proceso
de consentimiento informado, rutinariamente
los oftalmólogos informan acerca de la posibilidad
de esta rara complicación, y la mayoría trata
activamente de prevenir su ocurrencia actuando
sobre condiciones preexistentes como la blefaritis,
realizando una adecuada antisepsia y administrando
antibióticos profilácticos.
En estos casos, asumiendo en primer lugar que
la cirugía estaba indicada y habiendo reconocido
y tratado rápidamente esta complicación, los
peritos suelen ver a la endoftalmitis más como
una fatalidad que como una mala praxis. Claro
está, que el cirujano deberá probar que fue extremadamente
diligente en todas las medidas destinadas
a prevenir su aparición, algo que en nuestro
país es difícil debido a historias clínicas y
partes quirúrgicos muy incompletos.
Por otra parte, las demandas por endoftalmitis
secundarias a trauma son raras (6% del total de
demandas por esta complicación), pero en el
57% de los casos derivan en pagos al demandante.
Claramente, aquellos oftalmólogos que no
administran antibióticos y/o controlan muy de
cerca un ojo luego de un trauma no suelen ser
apoyados por los peritos expertos.
También deberá prestar el profesional atención a
los sistemas de pedido, limpieza, esterilización y
mantenimiento del equipamiento oftalmológico,
ya que un número no despreciable de endoftalmitis
se originan en estos errores de procesos.
En las instituciones también puede desarrollarse
un protocolo escrito que especifique los pasos a
seguir ante un brote. Ante una situación de esta
naturaleza, se debe aislar todo el material involucrado,
interrogar al personal, y evaluar el equipamiento,
las soluciones, las medicaciones y el
proceso de esterilización. Todos los aspectos de
esta investigación deberían quedar cuidadosamente
documentados. Eventualmente los
responsables del centro deberán tomar la determinación
de suspender los procedimientos hasta
no tener claramente identificado y solucionado el
problema.
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